Una semilla de calidad, la clave en los altos rindes de Dekalb

DEKALB procesa toda su producción de semilla de maíz en la planta María Eugenia, la más grande del mundo de esta industria, en la localidad de Rojas, provincia de Buenos Aires. Allí se trabaja con los más altos y estrictos controles de calidad. Sin embargo, este trabajo comienza mucho antes.
“La cadena productiva atraviesa diferentes momentos, los principales hitos durante el proceso productivo son siembra, floración y despanojado, cosecha y postcosecha. La fase más crítica es el despanojado. En esa instancia se produce el cruzamiento entre líneas puras para conseguir el mejor híbrido”, cuenta Carlos Canale, del departamento de Calidad de Semilla.
“Para eso contamos con inspectores que recorren todos nuestros lotes, distribuidos a lo largo y ancho del país, para garantizar que se cumplan las especificaciones que debe tener cada cruzamiento, según cada híbrido”, detalla Natalia Fontana, del área de Calidad de Semilla.

La producción de semilla se certifica bajo normas IRAM, que garantizan las buenas prácticas agrícolas (BPA). “En esto DEKALB es pionera en la industria”, suma Eugenio Calandri, del área de Estrategia de Producción.
Los expertos contaron que otra instancia fundamental de este proceso es la cosecha. La semilla viaja hasta la planta de Rojas en espiga. Allí, a diferencia de los lotes de producción tradicionales, la cosecha se realiza con un rango de humedad del 30% aproximadamente.
“Como la semilla es un organismo vivo y así debe llegar hasta la planta de acondicionamiento, somos extremadamente cuidadosos con las condiciones de traslado”, explica Fontana y agrega: “Esas espigas no deben subir de temperatura en el viaje, por lo cual la condición térmica es monitoreada en todo el recorrido y cuando llega a la planta también evitamos que tenga muchas horas de espera antes de su descarga”.

La siguiente etapa es el proceso industrial, compuesta por un proceso primario (deschalado, secado, desgrane y almacenaje) y uno secundario (clasificación, curado y embolse).
Cada uno de esos pasos es estrictamente monitoreado y controlado. “Cada lote de producción de semilla es analizado por nuestro laboratorio de control de calidad antes de liberarse al mercado”, relata Calandri. Además, explica que tienen un servicio de postventa llamado DPS (Dekalb Planting System), que permite que los distribuidores y productores pueden hacer un análisis de poder germinativo de la semilla en una red de diez laboratorios habilitados por Bayer y distribuidos en distintas zonas del país.
“Así pueden obtener un resultado de poder germinativo del producto adquirido”, afirma Calandri.

La excelencia que busca DEKALB está en cada proceso. La marca tiene un centro de monitoreo en tiempo real de cada paso de la producción de semilla, tanto en el campo como en la planta.
“En este centro de control y monitoreo inteligente podemos dar seguimiento a cada etapa de nuestros procesos y generar alertas tempranas”, indica Canale, que destaca la trazabilidad que tiene cada una de las bolsas de semilla que venden.

Así es el camino estratégico que recorre DEKALB para brindar al productor la genética de más rendimiento y mejor calidad, que siempre está a su alcance.

17/04/2020